Conocí a María y Angel a través de unos amigos en común, y desde un principio me encantaron las ideas que tenían para su boda, se notaba que iba a ser algo diferente, menos tradicional, divertida y llena de emociones, los ingredientes perfectos para un reportaje único.
Ellos como personas son encantadores, desde un principio confiaron en mi forma de trabajar, y me dejaron hacer las cosas a mi manera, algo fundamental en mi trabajo.
Fue una boda civil en las bodegas Santa Marina de Mérida. La ceremonia fue preciosa, cargada de momentos muy emotivos.
La decoración tanto de la ceremonia como del salón era espectacular, nada estaba ahí puesto al azar, los detalles eran exquisitos e iban mucho con la personalidad de ellos.
Sin lugar a dudas ha sido una gran boda, y estoy muy agradecido en la confianza depositada en mi para guardar todos estos recuerdos para siempre.